Quien más o quien menos habrá subido a algún auto ya entrado en años y, en el momento en que se encendía el aire acondicionado, le ha recibido un olor desagradable.
Ese mal olor procede del propio sistema. A lo largo del tiempo se ha ido acumulando humedad en los conductos y esa humedad provoca que aparezcan bacterias y moho. Los sistemas de aire acondicionado se diseñan para minimizar estas acumulaciones de humedad, pero no siempre se consigue. Se trata de un lugar cerrado con aires fríos y líquidos, así que no es fácil evitar que ocurra esto. Además, estas acumulaciones luego se envían directamente al interior de la cabina.
Una forma de prevenirlo es utilizar la calefacción de vez en cuando, para eliminar el exceso de humedad que genera el uso del aire acondicionado en los conductos.
Lo ideal es desmontar el sistema por completo, para secarlo y limpiarlo bien. Aunque eso supone un costo importante de tiempo (si sabes hacerlo tú mismo) o de dinero (si quieres que lo haga un taller). La solución más factible está en los purificadores, estos combaten desde olores corporales a los que producen los hongos y bacterias en el sistema de aire acondicionado del vehículo, mediante generadores de ozono o de iones.